Semana Santa en Málaga

Parece increíble lo atractivo que para los malagueños es el paso de los militares integrados en las filas de las hermandades de Semana Santa. Ver los miles de criaturas que durante horas se apelotonan en el puerto para presenciar la llegada del “Contramaestre Casado” con los legionarios a bordo cantando sus himnos, y en  los márgenes de las calles para ver pasar a los legionarios y marinos dando escolta a su Cristo de la Buena Muerte y Ntra. Sra. de la Soledad, los regulares con su Cautivo, los aviadores con el Cristo de la Misericordia, los paracaidistas con el Cristo de Ánimas de Ciegos y  los de la UME con su Cristo de Viñeros. Todo un espectáculo religioso, una extraña demostración de fe, que solo en Málaga se puede contemplar, viendo a hombres curtidos en numerosos hechos bélicos allende nuestras fronteras, con los ojos cubiertos de lágrimas mientras entonan sus himnos guerreros en homenaje a sus imágenes patronales. Y es un tributo de admiración y respeto de la población civil a esos hombres y mujeres, que dentro y fuera de nuestras fronteras mantienen la paz y el imperio de la ley.

Pero nosotros nos vamos a concentrar en La Legión y la Armada, que coinciden en la Congregación del Cristo de la Buena Muerte y la Virgen de la Soledad, a la que estamos vinculados, nosotros desde 1989, los legionarios desde 1925, y los marinos desde aquel día de   1756 en que un temporal puso en peligro a una fragata de la Armada frente a las costas de Málaga.  Los tripulantes vieron en la lejanía la espadaña de una iglesia, y figurándose que en ella habría una Virgen, se encomendaron a Ella. El temporal se calmó, y el barco pudo entrar sin riesgo en el puerto malagueño. Los marinos indagaron que iglesia era aquella que vieron desde la mar, y supieron la Virgen que allí recibía culto era Ntra. Sra. de la Soledad. Ante Ella fueron a postrarse en agradecimiento, y quisieron ofrecerle una misa de acción de gracias, pero era Sábado Santo, y por tanto no pudieron. No obstante, ellos solicitaron al Papa una excepción, que les fue concedida, y desde entonces se celebró la “misa de privilegio”, que la Armada sigue ofreciendo, con modificaciones del Concilio Vaticano II.

El paso por las calles del trono del Cristo de la Buena Muerte, escoltado por los legionarios que entonaban continuamente su canción del “ Novio de la Muerte”, y los marinos acompañando a la Virgen de la Soledad entonando la “Salve Marinera”, en una continuada salva de aplausos, vivas y piropos a la Virgen.

El Almirante Don Juan Rodríguez Garat, acompañado por el Comandante Naval C.N. Don Javier Gutiérrez de Rubalcaba, jefes, oficiales, y marinería precedía al trono de la Virgen de la Soledad, a la que escoltaba una escuadra de marineros.  Un grupo de guardiamarinas venidos expresamente de la Escuela Naval de Marín, portaban la bandera pontificia y el guion de la Congregación.

Estos actos tuvieron su continuación al día siguiente, Viernes Santo con el desfile procesional del Santo Sepulcro, en el que el Almirante Rodríguez Garat representó a S. M. el Rey en la presidencia de la cofradía oficial de la Semana Santa de Málaga, acompañado de jefes, oficiales y suboficiales de todos los cuerpos militares, Real Liga Naval Española como Hermana Mayor Honoraria, cuerpo diplomático, estamentos oficiales y profesionales.  La Virgen de la Soledad lucía en su pecho la Gran Cruz de la Real Liga Naval Española, que le había sido entregada unos días antes por el Delegado Regional Honorario, Rafael F. Díaz, en representación del Presidente Don Juan Díaz Cano.

Y como remate, el Sábado Santo, ante la Virgen de la Soledad, el Sr. Rodríguez Garat celebró la reminiscencia de la “misa de privilegio” que la Armada sigue desde 1756, fecha de aquel salvamento de la Virgen a la fragata española. El Almirante realizó una ofrenda, en la que entregó un banderín de Almirante a la Virgen de la Soledad, rodeado de jefes, oficiales, guardiamarinas, suboficiales y miembros de la Real Liga Naval Española, que le han acompañado a lo largo de todos los actos celebrados desde el   jueves   al Sábado Santo, y de un numerosísimo público que abarrotaba el templo de Santo Domingo, donde radica la Congregación del Cristo de la Buena Muerte y Ntra. Sra. de la Soledad.

Rafael F. Díaz Nogueras

Delegado Regional Honorario