Homenaje a la Guardia Civil en Málaga

El día 4 de octubre, miles de malagueños se concentraron en el hermoso parque de la ciudad. Por todas partes se respiraba aire de fiesta, pues el pueblo acudía a rendir un cálido homenaje a los hombres que en tierra, mar y aire velan por su seguridad, los uniformados verdes de la Guardia Civil.

Aunque la hora del comienzo estaba señalada para las 12.00 horas, varias horas antes había quien se apostó en lugar estratégico, a la sombra de los copudos árboles, para no perderse nada de lo allí iba a ocurrir. Y con la puntualidad castrense que caracteriza a esos beneméritos hombres, se inició la parada militar, aunque algún político llegase con su acostumbrada demora.

En primer lugar, el Director General de la Guardia Civil lanzó una arenga muy acertada, alabando la hospitalidad de Málaga y el cariño que aquí recibe la Guardia Civil en cuantas actividades desarrolla, resaltando los valores de esos hombres que lo dan todo, y que aquí al menos, reciben en cariño y reconocimiento a su labor.

Habló después el Ministro de Interior, quien redundó en los términos ya expresados, dando pinceladas de hechos acaecidos en la lucha contra la delincuencia, el contrabando, la drogadicción, y cuantos delitos se cometen, muchas veces por gente venida de países lejanos, que creen equivocadamente que aquí pueden ocultar sus fechorías o continuar cometiéndolas. Pero siempre está el hombre de verde para impedírselo.

Después se procedió a condecorar a numerosos miembros de la Guardia Civil, la Armada, Policía Nacional y algunos funcionarios. A continuación se celebró un acto en honor de los miembros fallecidos en acto de servicio, con la ofrenda de una corona de laurel, y el canto de “La Muerte no es el final”.

Una vez finalizados los actos protocolarios, comenzó el desfile de la fuerza. Primero pasaron ante la tribuna los guardia jóvenes de Valdemoro, seguidos de los del servicio marítimo y especialidades, para dar paso a los motorizados, que lucieron sus diversos modelos, desde las potentes motos del servicio de carreteras, las de todo terreno de los rurales, a las scooter de ciudad. Seguían los vehículos de todas clases, hasta los de desactivación de explosivos con los equipos teledirigidos.

Y cerrando el desfile, la caballería, en uniforme de gala y su banda de trompetas, que arrancaron los mismos aplausos que todos los Miércoles Santos cuando acompañan a su Cristo de la Expiración.

Finalmente, el Director General de la Guardia Civil y el Ministro del Interior, bajaron de la tribuna y pasaron a saludar a las personalidades que estaban situados en las tribunas cercanas, concejales y diputados, obispo y jerarquías eclesiásticas, cuerpo consular, presidentes de hermandades y cofradías de Semana Santa, e invitados, entre los que encontraban varios Delegados de la Real Liga Naval Española.

Las autoridades y sus invitados pasaron seguidamente al edificio de la Aduana, futuro Museo de Pintura y Arqueológico de Málaga, en cuyo patio central se sirvió un vino, y el brindis por S.M. el Rey y por España, que pronunció el Ministro de Interior.